San Francisco investiga la «X» en el tejado de Twitter, de un brillo insoportable

Twitter no obtuvo los permisos necesarios para colocar el cartel, que incluye una luz blanca superbrillante y estroboscópica.

Ha sido una gran semana para Twitter o deberíamos decir X.

El fin de semana pasado, Elon Musk, propietario de Twitter, tuiteó que iba a cambiar el nombre de la empresa a X. Desde entonces, la empresa ha cambiado el logotipo y el nombre del sitio y ha transferido todos los seguidores de @Twitter a la cuenta @X, que arrebató a un usuario que llevaba 16 años con ese nombre.

La empresa también ha colocado un nuevo rótulo X en lo alto del edificio de Twitter y no está siendo bien recibido ni por la ciudad ni por los vecinos de X.

Después de que a principios de semana se le impidiera retirar el logotipo de Twitter del edificio por no haber solicitado un permiso, Musk erigió una gran X en lo alto de la sede de Twitter en el centro de San Francisco, para la que tampoco obtuvo permisos de diseño ni de seguridad.

En una entrevista con Deadline, Patrick Hannan, portavoz del Departamento de Inspección de Edificios de San Francisco, dijo que el letrero requeriría un permiso para garantizar «la coherencia con el carácter histórico del edificio», así como para asegurar que el trabajo se hizo de forma segura y no es un peligro para los peatones cerca del edificio u otros.

Actualmente, X se ha negado a dar acceso a los inspectores al tejado del edificio para que puedan inspeccionar el letrero y el propietario del edificio ha llamado repetidamente a la policía por los cambios.

La falta de permisos no es el único problema. El cartel es muy, muy luminoso y da directamente a un edificio de apartamentos situado enfrente de la sede de la empresa.

Christopher J. Beale, cuyo vídeo se enlaza más arriba, es ingeniero de sonido de la cadena de televisión KTVU y dijo que la señal estaba encendida «a toda potencia» a las 11 de la noche. «Iluminaba toda esta zona como si fuera de día», dijo a KTVU. «Incluso con las persianas bajadas… llegó un punto en el que ni siquiera podíamos ver la película que intentábamos ver en el salón y tuvimos que irnos al otro lado del apartamento».

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