Kevin Parker, de Tame Impala, acaba de anunciar un instrumento musical retrofuturista llamado Orchid

Es una máquina de acordes mejorada que cuesta 550 dólares.

Kevin Parker, de Tame Impala, acaba de presentar un instrumento musical llamado Orchid. Es una máquina de acordes de aspecto ingenioso con algunas campanas y silbatos modernos. Para los no iniciados, una máquina de acordes es un dispositivo o complemento que permite a los usuarios simplificar el proceso de tocar acordes.

Para ello, Orchid permite a los músicos iniciar acordes melódicos completos pulsando una nota en el pequeño teclado de una octava. Se pueden manipular con un puñado de botones a la izquierda. Si mantienes pulsado uno de estos botones mientras tocas una tonalidad, el acorde cambia de todo tipo de formas, como transformar algo de mayor a menor.

Hay un puñado de sonidos entre los que elegir, y algunos emulan la interpretación de acordes en un instrumento de cuerda a través de múltiples octavas. Los efectos internos y el arpegiador permiten composiciones aún más únicas. Orchid funciona con pilas y cuenta con dos altavoces integrados para sesiones de reproducción portátiles. Sus creadores la llaman «máquina de ideas» y, sí, eso encaja. La mayoría de las máquinas de acordes con las que he jugado han estado vinculadas a un ordenador o instrumento vía MIDI y ésta funciona de forma autónoma.

Sería negligente por nuestra parte si no mencionáramos su atractivo diseño, obra de su co-creador Ignacio Germade. Tiene un aire retrofuturista de sobra. Es muy bonito y dan ganas de mirarlo con cariño.

Orchid es el primer dispositivo lanzado por Telepathic Instruments, una empresa fundada por Parker, Germade y otros. Solo habrá 1.000 unidades de estas pequeñas bellezas a la venta en diciembre. El lanzamiento inicial se describe como una especie de prueba beta, y la empresa afirma que «estos propietarios tendrán la oportunidad de dar forma y perfeccionar» el diseño antes de un lanzamiento más amplio. Cuesta 550 dólares. Es mucho dinero para una máquina de acordes pero, de nuevo, es independiente y resulta especialmente agradable a la vista.

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