Un percance del cohete chino ha creado más de 300 trozos de escombros rastreables, según el Mando Espacial estadounidense. Y los fragmentos podrían suponer algún día un peligro para Starlink.
Un cohete que transportaba satélites para la versión china de Starlink se ha roto accidentalmente en el espacio, creando un campo de escombros en la órbita terrestre.
El cohete, Long March 6A, despegó el martes transportando los primeros 18 satélites de la constelación china Qianfan «Thousand Sails» (Mil Velas), antes conocida como G60. Aunque los satélites se desplegaron con éxito, la etapa superior del cohete parece haberse dividido en numerosos fragmentos, según las empresas de seguimiento de satélites.
El jueves, el Mando Espacial de EE.UU. confirmó la «ruptura» del cohete, diciendo que el incidente ha dado lugar a más de «300 piezas de desechos rastreables en órbita terrestre baja».
🚨 We’re actively monitoring and analyzing the breakup event in #LEO involving a Chinese rocket body, CZ-6A. Our radar data indicates this event occurred on 6 August at ~20:10 UTC at ~810 km.
It resulted in at least 700 debris fragments and potentially more than 900. pic.twitter.com/C3sGXxIwsR
— LeoLabs (@LeoLabs_Space) August 8, 2024
Otros, como la empresa de seguimiento de satélites LeoLabs, estiman que el percance creó al menos 700 fragmentos, y potencialmente más de 900. El peligro radica en que los restos orbitan alrededor de la Tierra a unos 800 kilómetros y podrían descender hasta el lugar donde se encuentran los satélites Starlink de SpaceX y la Estación Espacial Internacional, a 550 y 400 kilómetros, respectivamente. El mismo campo de desechos también podría poner en peligro los satélites chinos Qianfan.
Slingshot Aerospace, que se dedica al seguimiento de la basura espacial, añadió que está rastreando más de 50 fragmentos de basura espacial procedentes del cohete, que «suponen un peligro significativo para las constelaciones LEO (órbita terrestre baja) por debajo de los 800 km de altitud», pero por ahora, tanto el Mando Espacial como SpaceX afirman que el campo de escombros no supone una amenaza inmediata. Sin embargo, SpaceX estima que los fragmentos podrían permanecer en la órbita terrestre durante décadas, convirtiéndose en un peligro orbital persistente. Para evitar estos peligros, la empresa ha diseñado sus satélites Starlink con propulsores capaces de alejarlos de la basura espacial. Los satélites ya lo han hecho antes para evitar colisionar con restos de una prueba rusa de misiles antisatélite en 2021.
El proveedor chino de lanzamientos, China Great Wall Industry Corporation, no ha hecho hasta ahora ningún comentario sobre el campo de escombros ni sobre la causa de la rotura del cohete Long March 6A. Mientras tanto, el incidente hace temer que el empeño de China por construir un competidor de Starlink pueda dar lugar a más accidentes que provoquen campos de escombros. «Si al menos una fracción de los lanzamientos necesarios para construir esta megaconstelación china genera tantos desechos como este primer lanzamiento, el resultado sería una notable adición a la población de desechos espaciales en la LEO», declaró Audrey Schaffer, VP de Slightshot Aerospace.
En respuesta al accidente, SpaceX también pide a todos los proveedores de satélites y lanzamientos que apliquen las «mejores prácticas» para evitar que futuros vuelos generen basura espacial. «La seguridad y la sostenibilidad espaciales son retos técnicos, pero pueden gestionarse con una comunicación transparente sobre la ubicación de los activos (actuales y previstos), medidas proactivas, como la puesta en órbita de las etapas superiores tras el lanzamiento de la carga útil, y medidas de seguridad pasivas, como la inserción a altitudes más bajas y la elevación a una órbita operativa», señaló la empresa en un tuit.